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Monthly Archives: June 2014

Transgresiones en 4 Dimensiones

Transgresiones en 4 Dimensiones

Se preguntó a la Sabiduría: ¿Cuál es el destino del transgresor?
Respondió la Sabiduría: “El mal persigue a los pecadores” (Prov. 13:21).
Se preguntó a la Profecía: ¿Cuál es el destino del transgresor?
Respondió la Profecía: “El alma que peque, morirá” (Ezekiel 18:20).
Se preguntó a la Torá: ¿Cuál es el destino del transgresor?
Respondió la Torá: Traerá una Ofrenda por Culpa, y será expiación para él (Levítico cap. 5).
Se preguntó a Di-s: ¿Cuál es el destino del transgresor?
Respondió Di-s: Hará teshuvá (“retorno”), y le será expiación.
— Midrash Ialkut Shimotzí sobre Salmos 25 —

El concepto de “recompensa y castigo” es uno de los trece principios del credo mosaico. Pero el castigo por la maldad, dicen nuestros Sabios, no es para nada más “revancha” de Di-s que como caer al suelo es un castigo Divino por saltar por la ventana, o la congelación es el castigo de Di-s por dar una caminata descalzo en la nieve.

Tal como el Creador estableció ciertas “leyes” de causa y efecto que definen el comportamiento natural del universo físico, así, del mismo modo, estableció una “naturaleza” espiritual-moral en virtud de la cual hacer el bien resulta en una vida buena y de plenitud, y los actos de malproducen experiencias negativas y de conflicto.

Esta es la perspectiva filosófica de pecado y castigo expresada por el Rey Salomón en el arriba citado versículo de Proverbios: “El mal persigue a los pecadores” — los efectos adversos del pecado son las consecuencias naturales de aquellos actos que contradicen el diseño del Creador para la vida.

La Profecía, que es Di-s permitiendo al hombre unirse a El, tiene un entendimiento más profundo en cuanto al significado del pecado: la conexión con Di-s es la esencia de la vida. Así, la transgresión es más que un acto espiritualmente “perjudicial” — es un acto de suicidio espiritual. En las palabras del Profeta Ezekiel: “El alma que peque, morirá”. Violar la voluntad Divina es sabotear el canal de vitalidad que conecta al alma con su fuente.

La Torá tiene una perspectiva más penetrante aún acerca de la dinámica de la transgresión. También ella reconoce que la esencia de la vida del hombre es su relación con Di-s. Pero también percibe la superficialidad del mal, el hecho de que “la persona no peca a menos que un espíritu de necedad haya entrado en ella”. El alma del hombre, que es “una parte de Di-s en lo Alto, tal cual”, “no desea, ni puede, separarse a sí misma de Di-s”. Sólo el ser personal animal —los impulsos materiales y ego-centristas que recubren su alma Divina— es el que puede, a veces, apoderarse del control de su vida y obligarlo a actuar de una manera en total incompatibilidad con su verdadero ser y deseo.

Porque la Torá percibe la superficialidad del pecado, puede orientar al transgresor a recorrer un proceso que le permita desbaratar los efectos negativos de su transgresión, un proceso mediante el cual el transgresor reconoce la insensatez y auto-destructividad de su acto, y reincorpora su auténtico y Divino ser como soberano de su vida.

Este proceso culmina con el transgresor trayendo un korbán (sacrificio animal) como ofrenda a Di-s, denotando el sometimiento de su propio ser animal a la chispa de Divinidad que hay dentro de él.

Así, la Ofrenda por Culpa, y el “sacrificio animal” interior que refleja, logran expiación por el pecado. Desde un comienzo, sólo el aspecto más superficial del ser estuvo involucrado en la transgresión; al renunciar al acto como “comportamiento animal” y someter a la bestia interior para servir a los fines del alma Divina, el transgresor restaura la integridad de su relación con el Omnipotente.

La Esencia del Mal

Hay una cosa, sin embargo, que estas tres perspectivas del pecado tienen en común: la transgresión es un fenómeno negativo, y perdura como tal. Sabiduría la ve como precursora del mal en la vida de la persona; Profecía la ve como antitética a la vida misma; Torá ahonda más profundo, exponiendo al ser jamás tocado por la transgresión y por lo tanto proveyendo la clave para la rehabilitación del transgresor; pero incluso después de la expiación prescripta por la Torá, la transgresión misma perdura como un suceso negativo. La Torá misma define ciertos actos como contrarios a la voluntad Divina; de modo que nada en la Torá puede cambiar el hecho de que, en el momento en que se cometió, la transgresión constituyó una traición a la relación entre Di-s y el hombre.

Di-s, sin embargo, está más allá de todo eso. En última instancia, “pecado” y “virtud” son de igual insignificancia ante El; obviamente, ningún acto humano puede de manera alguna agregar a, o disminuir de, Su perfección. En las palabras del versículo: “Si pecas, ¿cómo Lo has afectado? Si tus transgresiones son cuantiosas, ¿qué Le has hecho? Si eres justo, ¿qué Le das? ¿Qué puede recibir El de ti?”.

Di-s nos ordenó las mitzvot únicamente en nuestro propio beneficio: hizo que ciertos actos constituyeran Su “deseo” y “voluntad” a fin de permitirnos introducir algo de Su eternidad, armonía y perfección, en nuestra imperfecta existencia temporal y fragmentada; y nos prohibió las transgresiones, haciéndonos al mismo tiempo vulnerables a sus tentaciones, a fin de proveemos del potencial para logros mayores aun: el potencial para teshuvá, “retorno Teshuvá, en su sentido más absoluto”, es la transformación de equívocos y fracasos del pasado en una fuerza para bien. Cuando la persona reconoce la devastación espiritual que sus pecados han descargado sobre su alma, y procede entonces a canalizar la frustración y desesperanza que acarrea semejante realización para convertirla en un intenso anhelo por reconectarse con su fuente Divina y su ser esencial, se ha remontado en el tiempo, en efecto, para redefinir el significado de la transgresión.

En vez de distanciarlo de su Creador, sus transgresiones pasadas producen ahora el efecto opuesto, habiendo sido explotadas para abastecer un anhelo por Di-s mucho más poderoso que cualquier cosa que hubiera podido haber experimentado en toda una vida de inalterable devoción.

Esta es la perspectiva de Di-s sobre la transgresión: como facilitadora de teshuvá.
Sabiduría, Profecía y Torá son, todos, parte de una realidad polarizada por el bien y el mal; sólo pueden percibir el daño infligido por el pecado o, en el mejor de los casos (como en el de Torá), la manera en que podría rehabilitarse.

La realidad de Di-s, sin embargo, es íntegra y exclusivamente buena desde Su perspectiva, sólo existe la esencia positiva de la transgresión, el propósito positivo para el que El creó la susceptibilidad del hombre al mal y su capacidad para el pecado desde un primer instante.

Tal como es vista por su Creador, la transgresión es el potencial para un nexo más profundo entre El Mismo y el hombre, un nexo nacido de la transformación del mal en bien y de la necedad en logro.

(Basado en Sijot del Rebe, incluyendo una carta en Igrot Kodesh, Vol. V, pág 3)

 

Segun tomado de, http://www.es.chabad.org/library/article_cdo/aid/1226461/jewish/Transgresiones-en-4-Dimensiones.htm, el lunes, 30 de junio de 2014.

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Posted by on June 30, 2014 in Uncategorized

 

¿Tiene Di-s un lado femenino?

¿Tiene Di-s un lado femenino?

Siempre que nos referimos a Di-s, lo hacemos en género masculino.Sin embargo, él está por encima de todo límite
Por Aron Moss

¿Por qué Di-s siempre es referido en sexo masculino? Lo llamamos Nuestro Padre, nuestro Rey, y siempre es “Él”. Obviamente Di-s no es un hombre. ¿Por qué el judaísmo perpetúa esta dominancia masculina patriarca?

De hecho, Di-s trasciende todo género. Siendo la fuente de toda vida, Di-s alberga tanto género masculino como femenino. Esto está reflejado en nuestras plegarias. A veces llamamos a Di-s en aspecto femenino, y a veces en su aspecto masculino. Depende del contexto.

De hecho, nos referimos a Di-s en femenino en una de las plegarias más populares: “Lejá Dodi”. Cada viernes a la noche, recibimos a la “Novia Shabat”, y a la “Reina Shabat”. ¿Quién es esta novia real? Es la Shejiná, la Divina Presencia, femenina que desciende en este día de descanso. ¿Por qué Di-s es femenino en esta plegaria, mientras que en la mayoría de las plegarias es masculino?

Para responder a esto, analicemos una básica referencia entre masculino y femenino. Conozcamos a Brenda y Mike.

Mike llega a casa luego de un estresante día de trabajo. Brenda percibe su mal humor.

Brenda: ¿Qué sucede Mike? ¿Está todo bien?

Mike: ¿Eh?

Brenda: ¿Qué te está molestando?

Mike: Nada

Brenda (ofendida): ¿A qué te refieres con nada? Yo veo que hay algo malo. ¿No te importo lo suficiente como para compartir tus sentimientos?

Mike: ?????

Brenda se ha olvidado que los hombres sólo comparten sus problemas cuando piensan que puedes ayudarlo a encontrar una solución. De lo contrario, ¿Para qué cargar a otro con sus problemas? Siendo que Mike siente que sus temas en el trabajo no le conciernen a Brenda, se los guarda para él mismo. Ella no le puede aconsejar, así que él intenta solucionarlo por sus propios medios. Mientras tanto, ella se siente abandonada y no involucrada, porque las mujeres comparten sus problemas no para encontrar una solución, sino sólo para compartirlos y sentirse acogidas y amadas. Ella no planeaba aconsejarle nada, sólo quería estar allí para él. Pero los hombres no entienden eso.

Ahora, demos vuelta las cartas. Otro día, Brenda llega a casa del trabajo, y antes de que Mike le diga algo ella le dice:

Brenda: He tenido un día tan estresante. Mi jefe es un animal. No puede parar de presionarme sin importarle lo que hago. Y no puedo soportar su condescendiente actitud.

Mike: Te he dicho un millón de veces que debes dejar el trabajo. ¿Por qué sigues yendo?

Brenda (frustrada): No te he pedido un consejo sobre mi carrera, te estoy contando sobre mi día. Estoy muy contenta con mi trabajo.

Mike: ?????

Lo que Mike no entiende es que las mujeres lidian con sus problemas de forma diferente a los hombres. Brenda no buscaba un consejo, ella buscaba comprensión. Todo lo que Mike tenía que hacer era escucharla con mirada comprensiva y emitir el tan tranquilizante sonido de “mmmmm”. Esta es la manera femenina de lidiar con un problema: compartirlo con alguien que le importe, y ellos al escuchar, harán que ella no se sienta mal. A los hombres les gusta aconsejar, pero las mujeres solo quieren compartir sus frustraciones para luego sentirse mejor, incluso si no cambia nada. Esto es por supuesto una generalización. Pero es muy cierto. Para un hombre, un problema precisa una solución. Para una mujer, un problema precisa ser compartido. Los hombres intentan cambiar los hechos. Las mujeres intentan cambiar los sentimientos. Los hombres intentan mejorar la situación. Las mujeres intentan sentirse mejor con las cosas de la manera que son.

Ahora veamos a Di-s. Di-s tiene modos de expresión femenina y masculina, porque Di-s es la fuente de ambos. Di-s puede ser el solucionador masculino de los problemas, o el tranquilizador femenino de las almas turbadas. En la plegaria, nos dirigimoa ambos. Depende de la circunstancia. A veces queremos una respuesta masculina de Di-s, y a veces precisamos un acercamiento femenino.

Generalmente rezamos porque hay un problema que tiene que solucionarse. Alguien está enfermo y precisa una curación, alguien está deprimido y precisa que se lo “levante”, hay gente hambrienta que precisa que se la alimente, y el mundo está lleno de dolor y oscuridad y precisa cambiarse. Sería desubicado dirigirse al lado femenino de Di-s con estos pedidos. No queremos sentirnos mejor sobre la pobreza, queremos acabarla. No queremos llegar a un trato con la enfermedad; queremos una cura. Así que le rezamos a “Nuestro Padre, nuestro Rey”, el aspecto masculino de la Divinidad. “Di-s, ¡soluciona el problema!”

Pero hay veces que no buscamos un cambio en el mundo, sino una apreciación del mismo en un nivel más profundo. En Shabat, no queremos arreglar cosas. Desistimos de la agresiva misión de mejorar al mundo a través del trabajo y la creatividad, y disfrutamos de los placeres naturales que el mundo ya tiene: amistad, familia, espiritualidad. Más que cambiar la realidad, buscamos nutrir su belleza innata.

Así que en la noche del viernes, recibimos a la Divina Presencia en la forma de “La Reina Shabat”, o la “Novia Shabat”. Es el aspecto femenino de la Divinidad que desciende en Shabat, no para resolver los problemas del mundo, sino para adentrarnos en la conciencia de que el mundo en el que vivimos ya es bello.

Segun tomado de, http://www.es.chabad.org/library/article_cdo/aid/1738510/jewish/Tiene-Di-s-un-lado-femenino.htm  el lunes, 30 de junio de 2014.

 
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Miriam as Moses’ Friend

Miriam as Moses’ Friend
JUNE 26, 2014 10:20 AM 0 COMMENTS

Moses pleading with the Israelites. Photo: Wiki Commons.

It is one of the great mysteries of the Torah. Arriving at Kadesh the people find themselves without water. They complain to Moses and Aaron. The two leaders go to the Tent of Meeting and there they are told by God to take the staff and speak to the rock, and water will emerge.

Moses’ subsequent behavior is extraordinary. He takes the staff. He and Aaron gather the people. Then Moses says: “Listen now, you rebels, shall we bring you water out of this rock?” Then “Moses raised his arm and struck the rock twice with his staff” (Num. 20: 10-11).

This was the behaviour that cost Moses and Aaron their chance of leading the people across the Jordan into the Promised Land. “Because you did not have enough faith in Me to sanctify me in the sight of the Israelites, you will not bring this community into the land I have given them” (ibid., v. 12).

The commentators disagree as to which aspect of Moses’ behavior was wrong: His anger? His act of striking the rock instead of speaking to it? The implication that it was he and Aaron, not God, who were bringing water from the rock? I argued in an earlier Covenant and Conversation that Moses neither sinned nor was punished. He merely acted as he had done almost forty years earlier when God told him to hit the rock (Ex. 17: 6), and thereby showed that though he was the right leader for the people who had been slaves in Egypt, he was not the leader for their children who were born in freedom and would conquer the land.

This time, though, I want to pose a different question. Why then? Why did Moses fail this particular test? After all, he had been in a similar situation twice before. After emerging from the Red Sea the people had traveled for three days without finding water. Then they found some but it was bitter and they complained. God showed Moses how to make the water sweet (Ex. 15: 22-26).

Arriving at Rephidim, again they found no water and complained. Despairing, Moses said to God, “What am I to do with these people? They are almost ready to stone me.” God patiently instructs Moses as to what to do, and water flows from the rock. (Ex. 17: 1-7).

So Moses had successfully overcome two similar challenges in the past. Why on this third occasion did he lose emotional control? What was different?

The answer is stated explicitly in the text, but in so understated a way that we may fail to grasp its significance. Here it is:

In the first month the whole Israelite community arrived at the Desert of Zin, and they stayed at Kadesh. There Miriam died and was buried. (Num. 20: 1)

Immediately after this we read: “Now there was no water for the community, and the people gathered in opposition to Moses and Aaron.” A famous Talmudic passage explains that it was in Miriam’s merit that the Israelites had a well of water that miraculously accompanied them through their desert journeys. When Miriam died, the water ceased. This interpretation reads the sequence of events simply and supernaturally. Miriam died. Then there was no water. From this, you can infer that until then there was water because Miriam was alive. It was a miracle in her merit.

However there is another way of reading the passage, naturally and psychologically. The connection between Miriam’s death and the events that followed had less to do with a miraculous well and more to do with Moses’ response to the complaints of the Israelites.

This was the first trial he had to face as leader of the people without the presence of his sister. Let us recall who Miriam was for Moses. She was his elder sister, his oldest sibling. She had watched over his fate as he floated down the Nile in a pitched basket. She had the presence of mind, and the audacity, to speak to Pharaoh’s daughter and arrange for the child to be nursed by an Israelite woman, that is, by Moses’ own mother Yocheved. Without Miriam, Moses would have grown up not knowing who he was and to which people he belonged.

Miriam is a background presence throughout much of the narrative. We see her leading the women in song at the Red Sea, so it is clear that she, like Aaron, had a leadership role. We gain a sense of how much she meant to Moses when, in an obscure passage, she and Aaron “began to talk against Moses because of his Cushite wife, for he had married a Cushite” (Num. 12: 1). We do not know exactly what the issue was, but we do know that Miriam was smitten with leprosy. Aaron turns helplessly to Moses and asks him to intervene on her behalf, which he does with simple eloquence in the shortest prayer on record – five Hebrew words – “Please, God, heal her now.” Moses still cares deeply for her, despite her negative talk.

It is only in this week’s parsha that we begin to get a full sense of her influence, and this only by implication. For the first time Moses faces a challenge without her, and for the first time Moses loses emotional control in the presence of the people. This is one of the effects of bereavement, and those who have suffered it often say that the loss of a sibling is harder to bear than the loss of a parent. The loss of a parent is part of the natural order of life. The loss of a sibling can be less expected and more profoundly disorienting. And Miriam was no ordinary sibling. Moses owed her his entire relationship with his natural family, as well as his identity as one of the children of Israel.

It is a cliché to say that leadership is a lonely undertaking. But at the same time no leader can truly survive on his or her own. Yitro told Moses this many years earlier. Seeing him leading the people alone he said, “You and these people who come to you will only wear yourselves out. The work is too heavy for you; you cannot handle it alone” (Ex. 18: 18). A leader needs three kinds of support: (1) allies who will fight alongside him, (2) troops or a team to whom he can delegate, and (3) a soul-mate or soul-mates to whom he can confide his doubts and fears, who will listen without an agenda other than being a supportive presence, and who will give him the courage, confidence, and sheer resilience to carry on.

Having known through personal friendship many leaders in many fields, I can say with certainty that it is false to suppose that people in positions of high leadership have thick skins. Most of those I have known have not. They are often intensely vulnerable. They can suffer deeply from doubt and uncertainty. They know that a leader must often make a choice between two evils, and you never know in advance how a decision will work out. Leaders can be hurt by criticism and the betrayal of people they once considered friends. Because they are leaders, they rarely show any signs of vulnerability in public. They have to project a certainty and confidence they do not feel. But Ronald Heifetz and Marty Linsky, the Harvard leadership experts, are right to say, “The hard truth is that it is not possible to experience the rewards and joy of leadership without experiencing the pain as well.”

Leaders need confidants, people who “will tell you what you do not want to hear and cannot hear from anyone else, people in whom you can confide without having your revelations spill back into the work arena.” A confidant cares about you more than about the issues. He or she lifts you when you are low, and gently brings you back to reality when you are in danger of self-congratulation or complacency. Heifetz and Linsky write, “Almost every person we know with difficult experiences of leadership has relied on a confidant to help them get through.”

Maimonides in his Commentary to the Mishnah counts this as one of the four kinds of friendship. He calls it the “friendship of trust” [chaver habitachon] and describes it as having someone in whom “you have absolute trust and with whom you are completely open and unguarded,” hiding neither the good news nor the bad, knowing that the other person will neither take advantage of the confidences shared, nor share them with others.

A careful reading of this famous episode in the context of Moses’ early life suggests that Miriam was Moses’ “trusted friend,” his confidant, the source of his emotional stability, and that when she was no longer there, he could no longer cope with crisis as he had done until then.

Those who are a source of strength to others need their own source of strength. The Torah is explicit in telling us how often for Moses that source of strength was God himself. But even Moses needed a human friend, and it seems, by implication, that this was Miriam. A leader in her own right she was also one of her brother’s sources of strength.

Even the greatest cannot lead alone.

Segun tomado de, http://www.algemeiner.com/2014/06/26/miriam-as-moses-friend/ el viernes, 27 de junio de 2014.

 
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Posted by on June 28, 2014 in Uncategorized

 

Four Facts That Everyone Should Know About the Israeli-Palestinian Conflict

Four Facts That Everyone Should Know About the Israeli-Palestinian Conflict
JUNE 26, 2014 10:15 AM 1 COMMENT
Author: Lee S. Bender and Jerome R. Verlin

 

A Haganah member and others during Israel’s War of Independence. Photo: United States Holocaust Memorial Museum.

Most Westerners, including many Jews, are unaware of four fundamental facts about the Jewish homeland of Israel that would greatly increase their support for the Jewish State. The burden is on us to make these facts more widely known in the West.

#1 – The Jews Never Left: Although most in the West accept that Jewish biblical history happened, most believe that upon vanquishing the Bar Kochba revolt in 135 CE, the victorious Romans “exiled” Judaea’s surviving Jews – and that Jews did not return to Israel in meaningful numbers until the late 19th ‎century Zionist movement.

Wrong. Solid evidence – Roman-Byzantine era synagogues, the Mishnah and Palestinian Talmud, Roman recognition of the Patriarch as head of the homeland’s Jews, and Jewish military and other aid to the 7th‎ century Persian and then Muslim invaders – establishes that no such “exile” occurred. Archeologists have constructed a map of 9th century Jewish communities of which we have knowledge today. The Crusaders also acknowledged the month-long courageous Jewish defense of Haifa and the fact of Jews defending Jerusalem. We have much evidence of the Jews’ vibrant presence in their four holy cities – Jerusalem, Safed, Tiberias, and Hebron – and elsewhere in Israel through the ensuing six centuries of non-Arab Mamluk and Turk foreign rule. According to scholars, this gave the Zionists’ “real title deeds.”

#2 – Who Are The Palestinians? Us: Today’s Palestinian Arabs, whom everyone calls “The Palestinians,” claim descent from the pre-Israelite Canaanites, but if either side has Canaanite blood it’s the Jews. Archeologists trace Israelite presence back to the 12th c‎entury BCE, but are divided into “conquest” and “indigenous origin” camps. The latter believe that the Israelites populating the original Judean-Samarian hills were themselves Canaanites who began a new religion and lifestyle, not outside invaders.

The 7th century CE Arab invasion, which came storming out of the Arabian Peninsula, came 18 centuries later. Modern Israel in 1948 became the land’s next native state after the Jews’ ancient Judaea. Without exception, every ruler in between – Romans-Byzantines, briefly Persians, foreign Muslim dynasties that began as Arab but progressively fell under control of the Turks, Crusaders, Mamluks, and Ottoman Turks – was a foreign invader, and mostly non-Arab at that. During the post-Ottoman League of Nations’ Mandate, all of the land’s residents – Muslims, Christians, and Jews – were called “Palestinian.”

Indeed, the term “Palestinian” – e.g., the Palestine Electric Company, the Palestine Symphony, the Palestine Post (today’s Jerusalem Post), Jewish institutions all – usually referred to Palestine’s Jews. In fact, Arabs at the time disdained being called “Palestinians” and thought of themselves instead as southern Syrians.The UN in 1947 did not partition Palestine into Jewish and “Palestinian” states, but rather into a “Jewish State” and an “Arab State,” terms that it used over and over. And the partition resolution refers to Palestine’s Jews and Arabs as “the two Palestinian peoples.”

#3 – There are No Such Places as “the West Bank” and “East Jerusalem:” Though the Arab side, the Western media, and even, foolishly, we Jews constantly refer to “the West Bank” and “East Jerusalem,” these are not historic but recently invented terms to disassociate these historic centerpieces of the Jewish homeland from Jews. “Judea and Samaria” are not what the media has called “the biblical names for “the West Bank,” but are the actual Hebrew-origin names by which the homeland’s hill country has been known throughout history into the mid-20th ‎century. In attempting to partition the remaining western Palestine in 1947 (the all-Arab created country named Transjordan, which were the lands of the Palestine Mandate east of the Jordan River, had already been lopped off from the Mandate in 1922), the UN did not refer to “the West Bank,” but to “the hill country of Samaria and Judea.”

Jordan invented the term “West Bank” in 1950 to disassociate it from Jews, after it illegally annexed the West Bank in 1948. In the past 3,000 years, Jerusalem has been the capital of three homeland states – Judah, Judaea, and Israel, all of them Jewish. Palestinian Arabs have not ruled Jerusalem for one day in history, and foreign Arab dynasties only for part of the time between the Arab invasion of 638 and Crusader conquest of 1099. Jerusalem’s present day renewed Jewish majority dates not from 1967, or 1948, or the First Zionist Congress of 1897. Jews again became Jerusalem’s plurality population in pre-Zionist mid-19th century times, and its never-relinquished majority well before the 19th century’s end – still during foreign Ottoman rule.

#4 – The Arab-Jewish Conflict Created More Jewish Than Arab Refugees: According to the British themselves,Palestine’s population at the end of the Mandate consisted of 1.2 million Arabs (Jewish sources claim only 1 million Arabs) and 600,000 Jews. Not all of those Arabs lived in the part that became Israel, and not all of them left. Estimates of the Arabs during the 1948 War who were told by their leaders to leave their homes to make way for the invading Arab armies range from less than 472,000 to 650,000. The vast majority never even saw one Israeli soldier. During the 1948 war and its aftermath, some 800,000-850,000 indigenous Middle Eastern Jews, some with roots going back to biblical times, fled vast Arab and other Muslim lands, forced to leave behind property and businesses for which they have never been compensated.

The fledgling Jewish state happily absorbed them. The Arab-Jewish conflict generated a two-sided refugee issue, not a “Palestinian refugee issue.”

If more people in the West understood and appreciated these four largely unknown fundamental facts, there would be much greater appreciation of the bona fides of the Jewish people’s deep homeland claim, and less talk about “Israel’s founding in 1948” and “Israeli occupation of East Jerusalem and the Palestinian West Bank.” In essence, if we forfeit the language, we forfeit our heritage and our history.

Lee Bender is the co-President, and Jerome Verlin is the co-Vice Present of the Zionist Organization of America-Greater Philadelphia District, and they are the co-authors of the book “Pressing Israel: Media Bias Exposed From A-Z” (Pavilion Press).

 

Segun tomado de, http://www.algemeiner.com/2014/06/26/four-facts-that-everyone-should-know-about-the-israeli-palestinian-conflict/ el jueves, 26 de junio de 2014.

 
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Posted by on June 26, 2014 in Uncategorized

 

Jews are not descended from Khazars, Hebrew University historian says

Jews are not descended from Khazars, Hebrew University historian says
New study finds no evidence that Ashkenazi Jews are the descendants of Khazars, or that subjects in the medieval kingdom converted to Judaism en masse.
By Ofer Aderet | Jun. 26, 2014

Khazars - AP

The ruins of an 11th-12th century house in Itil, a Silk Road city that served as the Khazar capital, in July 2005. Photo by AP

The claim that today’s Ashkenazi Jews are descended from Khazars who converted in the Middle Ages is a myth, according to new research by a Hebrew University historian.

The Khazar thesis gained global prominence when Prof. Shlomo Sand of Tel Aviv University published “The Invention of the Jewish People” in 2008. In that book, which became a best seller and was translated into several languages, Sand argued that the “Jewish people” is an invention, forged out of myths and fictitious “history” to justify Jewish ownership of the Land of Israel.

Now, another Israeli historian has challenged one of the foundations of Sand’s argument: his claim that Ashkenazi Jews are descended from the people of the Khazar kingdom, who in the eighth century converted en masse on the instruction of their king. In an article published this month in the journal “Jewish Social Studies,” Prof. Shaul Stampfer concluded that there is no evidence to support this assertion.

“Such a conversion, even though it’s a wonderful story, never happened,” Stampfer said.After an exhaustive analysis, the Hebrew University’s Prof. Shaul Stampfer concluded that the Khazar conversion to Judaism is a legend with no factual basis. (Photo courtesy Prof. Stampfer)

Stampfer, an expert in Jewish history, analyzed material from various fields, but found no reliable source for the claim that the Khazars – a multiethnic kingdom that included Iranians, Turks, Slavs and Circassians – converted to Judaism. “There never was a conversion by the Khazar king or the Khazar elite,” he said. “The conversion of the Khazars is a myth with no factual basis.”

As a historian, he said he was surprised to discover how hard it is “to prove that something didn’t happen. Until now, most of my research has been aimed at discovering or clarifying what did happen in the past … It’s a much more difficult challenge to prove that something didn’t happen than to prove it did.”

That’s because the proof is based primarily on the absence of evidence rather than its presence – like the fact that an event as unprecedented as an entire kingdom’s conversion to Judaism merited no mention in contemporaneous sources. “The silence of so many sources about the Khazars’ Judaism is very suspicious,” Stampfer said. “The Byzantines, the geonim [Jewish religious leaders of the sixth to eleventh centuries], the sages of Egypt – none of them have a word about the Jewish Khazars.”

The research ended up taking him four years. “I thought I’d finish in two months, but I discovered that there was a huge amount of work. I had to check sources that aren’t in my field, and I consulted and got help from many people.”

Stampfer said his research had no political motives, though he recognizes that the topic is politically fraught. “It’s a really interesting historical question, but it has political implications,” he said. “As a historian, I’m naturally worried by the misuse of history. I think history should be removed from political discussions, but anyone who nevertheless wants to use history must at least present the correct facts. In this case, the facts are that the Khazars didn’t convert, the Jews aren’t descendants of the Khazars and the contemporary political problems between Israelis and Palestinians must be dealt with on the basis of current reality, not on the basis of a fictitious past.”

Sand had tied the Khazar issue directly to the Israeli-Palestinian conflict, telling Haaretz in 2008 that many Jews fear that wide acceptance of his thesis would undermine their “historic right to the land. The revelation that the Jews are not from Judea [ancient Israel] would ostensibly knock the legitimacy for our being here out from under us … There is a very deep fear that doubt will be cast on our right to exist.”

Stampfer believes the persistence of the Khazar conversion myth attests to researchers’ reluctance to abandon familiar paradigms. “Those who believed this story – and they are many – usually didn’t do so for malicious reasons,” he says. “I tell my students that the only thing I want them to remember from my classes is the need to investigate and ask – to investigate whether the arguments they hear are credible, reasonable and well-founded.”

Segun tomado de, http://www.haaretz.com/jewish-world/jewish-world-features/1.601287, el jueves, 26 de junio de 2014.

 
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El Plan Maestro de Dios

El Plan Maestro de Dios

 

El Plan Maestro de Dios
El mundo es una larga cadena de eventos.
por Rav Aryeh Kaplan

Dios creó este mundo como un lugar de desafío máximo, y por ende, el hombre debe ser inherentemente imperfecto y morir. El pecado de Adam reveló esta imperfección por la cual el hombre debe pasar ahora por la transición de la muerte. Acordemente, Dios le dijo a Adam, “pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer, porque el día que comas de él, definitivamente morirás” (Génesis 2:17). Debido a que todos somos descendientes de Adam, todos debemos compartir este destino.
Por ello, la muerte es el destino de cada persona, y nadie puede escapar de ella. Nos han enseñado “así como ninguna persona puede controlar el viento, o detenerlo, así tampoco tiene ningún control sobre el día de su muerte” (Eclesiastés 8:8). Sin importar lo que una persona pueda lograr en su vida, no puede conquistar la muerte. Así está escrito, “la alegría de los impíos es breve, y el regocijo de los hipócritas es por solo un momento. A pesar de que su altivez suba hasta el cielo y su cabeza alcance las nubes, él perecerá para siempre como su propio excremento. Aquellos que lo ven se preguntarán, ¿Adónde se ha ido?” (Job 20:5-7). Incluso el hombre más justo debe morir, porque ninguna distinción se debe hacer en este mundo, que destruya o disminuya la elección del hombre entre el bien y el mal.
Debido a la imperfección inherente del hombre, la muerte es por su propio bien, ya que le recuerda que está debajo de Dios y que debe arrepentirse cada día. Dado que el hombre debe estar constantemente en estado de arrepentimiento, a nadie le está permitido conocer el momento de su muerte. Con respecto a esto está escrito, “Ningún hombre conoce su tiempo. Como un pez atrapado en una red traicionera, y pájaros atrapados en una trampa, así los hombres quedan atrapados cuando el tiempo malo cae repentinamente sobre ellos” (Eclesiastés 9:12). Sin embargo, Dios hace al hombre olvidar su muerte, para que él también pueda florecer en este mundo.
Cuando una persona está enferma y postrada, es juzgada para ver si merece recuperarse o no, y por ende, si es digna de experimentar un grado especial de providencia. Nos han enseñado que Dios presta atención especial a los enfermos, como el Salmo dice, “Dios fortalece al hombre enfermo en su cama” (Salmo 41:4). Por ello, a pesar de que una persona enferma debe buscar el mejor tratamiento médico posible, igual debe rezar a Dios por asistencia divina.
El poder sobre la vida, los hijos y la prosperidad económica se mantiene únicamente en las manos de Dios.
La vida, los hijos y la prosperidad económica, forman la base del control de Dios sobre el proceso histórico. El poder sobre estas cosas por lo tanto, se mantiene sólo en sus manos. Dios idea sus planes a largo plazo para la humanidad con la suposición de que el hombre hará el bien. Entonces, cualquier pecado que afecte la vida, los hijos o la propiedad, hace que Dios revise Sus planes. Es por esta razón que Dios prohíbe tan fuertemente estos pecados en los 10 mandamientos, “No asesinaras. No cometerás adulterio. No robarás. No atestiguarás falsamente como testigo en contra de tu vecino” (Éxodo 20:13). Estos pecados son incluso peores que idolatría, ya que tener ídolos afecta solamente el honor de Dios, mientras que estos pecados pervierten Su control sobre la historia.
Asesinato y Hurto
El asesinato es uno de los peores pecados, ya que sus efectos pueden ser sentidos por todas las futuras generaciones. Dado que la descendencia de una sola persona puede comprender una porción significativa de la humanidad después de un número suficiente de generaciones, se nos enseña que uno que mata a un solo individuo es como si destruyera un mundo completo. Debido a que, a diferencia de los animales, los hombres disfrutamos de providencia individual, cada asesinato obliga a Dios a crear nuevas cadenas de eventos para asegurar el nacimiento de esas personas, de quienes la historia depende.
Similarmente, los crímenes sexuales pervierten los planes de Dios de juntar individuos para producir características especiales en sus hijos.
El robo también pervierte los planes de Dios para el mundo, causando una redistribución de propiedades contraria a su voluntad. Debido a que este pecado también causa mucho sufrimiento, es el pecado por el cual el juicio de una ciudad o de una nación puede ser sellado. El castigo por corrupción es más severo, ya que sólo una catástrofe mayor puede poner las cosas en su lugar, y de acuerdo con el profeta, “Las personas del pueblo se oprimían mutuamente y se robaban los unos a los otros… y Yo por lo tanto derramé mi ira sobre ellos” (Ezekiel 22:29-31).
Similarmente, la falta de justicia es un pecado que puede pervertir los planes de Dios, y por ello causar desastres generales. Así como el robo, puede sellar la condena de un país. Todos los jueces, por lo tanto, están advertidos que sus decisiones no solamente involucran otros seres humanos, sino que también tienen efecto en los planes de Dios, como está escrito, “Considera lo que haces, porque tu enjuicias no [solamente] por el hombre, sino por Dios, que está contigo en el juicio” (Crónicas II, 19:6).
Cadena de Eventos
Uno de los roles importantes de la Providencia Divina es mantener un número de individuos justos en cada generación. Por su mérito y ejemplo, estos individuos ofrecen soporte espiritual a toda la humanidad. Y para asegurarse de que los individuos nacerán con la herencia y el entorno apropiado, así como las características espirituales necesarias para ser líderes espirituales, Dios establece una serie de eventos, que algunas veces llegan hasta Adam. La providencia también arregla que antes de que un santo muera, nazca otro.
A pesar de que el hombre tiene libre albedrio, ciertos individuos están predispuestos de nacimiento a ser buenos. Correspondientemente Dios le dice a sus profetas, “antes de que te formara en el vientre, Yo te conocía, y antes de que nacieras, Yo te santifiqué, te apunté como profeta de naciones” (Jeremías 1:5). Similarmente cuando Dios necesita vengadores, Él hace que nazcan individuos con una predisposición hacia el mal. Con respecto a esto, el salmo dice, “los malvados son apartados desde la concepción; y los hablantes de mentiras se descarrían desde el nacimiento” (Salmos 58:3).
A pesar de que muchos actos de providencia son milagrosos, su naturaleza supra-mundana es mantenida oculta del hombre. Es por esta razón que Dios sólo deposita Su bendición sobre lo que está oculto a los ojos, y nunca sobre aquello que se puede medir.
Dios tiene un amor especial por los mensajeros del bien, y por ello los protege con un grado especial de providencia, excepto en los lugares en que el daño es inminente. Similarmente, Dios presta particular atención a una persona que está siendo perseguida.
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A pesar de que cada individuo disfruta de providencia particular, eso extendido a grupos, instituciones y gobiernos es algo mucho más exigente. Correspondientemente, hemos aprendido que las cadenas de eventos que llevan a cambios en el gobierno están tan precisamente ordenadas por la providencia, que el tiempo de sucesión es determinado por un pelo.
Y a pesar de que a veces la guerra cumple con el propósito de Dios, Él constantemente busca la paz en el mundo. La bendición final que Dios quiere otorgar es la de la paz, como dice el salmo, “Dios dará fuerza a su pueblo; Dios bendecirá a Su pueblo con la paz”. (Salmos 29:11).

Segun tomado de, http://www.aishlatino.com/judaismo/filosofia/filosofia-judia/El-Plan-Maestro-de-Dios.html?s=mpw el lunes, 24 de junio de 2014.

 
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Estableciendo contacto con Dios

Estableciendo contacto con Dios

 

¿Cómo podemos percibir lo Infinito si estamos atorados en un mundo finito? por Rav Nejemia Coopersmith Estableciendo contacto con Dios La dimensión planilandia Tenemos un problema fundamental al tratar de entender lo que significa estar más allá del tiempo y el espacio, porque todas nuestras concepciones mentales existen dentro del tiempo. Al imaginar la eternidad, lo máximo que podemos visualizar es una imagen de algo que va hacia atrás en el túnel de la historia y que se estira hacia delante en dirección al futuro. Pero eso no es eternidad, porque la eternidad está más allá del tiempo y no dentro de él. ¿Cómo puede un ser finito entender lo infinito? ¿Cómo puede una persona ciega entender el color? ¿Cómo puede un ser finito entender lo infinito? ¿Cómo puede una persona ciega entender el color? La respuesta yace en el punto donde las dos dimensiones se intersectan. “Planilandia”, la novela de Edwin Abbott, describe un mundo bidimensional en donde todo es absolutamente plano. La profundidad y la altura no existen en este mundo; sólo hay longitud y amplitud. Imagina que viviéramos en este universo plano y bidimensional. ¿Qué veríamos al mirar a otra persona? Sólo veríamos una línea. Líneas grandes, líneas pequeñas, dependiendo del ancho de la persona o del objeto. No hay lugar para nada más. Sin embargo, más allá de este mundo plano hay otra dimensión – la tercera dimensión, en donde las cosas tienen una extraña cualidad llamada altura y profundidad. La gente que vive dentro del mundo bidimensional no tiene la capacidad de entender lo que significa ser tridimensional. Están atorados en su dimensión limitada; todo lo que perciben es bidimensional. Imagina un dedo tridimensional cruzando a través de un mundo plano. ¿Cómo se vería? Imagina un dedo tridimensional cruzando a través de un mundo plano. ¿Qué verían en dicho mundo? Verían sólo una línea – un corte lineal del dedo. Cuando la longitud completa del dedo pasara por este mundo moviéndose lentamente hacia arriba y abajo, ellos verían miles de cortes transversales. Pero seguirían sin poder juntar todos los cortes transversales del dedo para obtener un entendimiento completo del mundo tridimensional. Sin embargo, ellos sí pueden relacionarse con este dedo que existe en otra dimensión. Pueden percibir aspectos parciales del reino tridimensional cuando este se cruza con su mundo bidimensional; pero un entendimiento completo está más allá de sus posibilidades.

Nuestro mundo Existen barreras similares entre lo finito y lo infinito. Existimos en el mundo finito, aprisionados por el tiempo y el espacio. Por lo tanto, es imposible que entendamos la esencia de la dimensión infinita. Esto no significa que no podemos entender un poco sobre lo infinito. Podemos entender ciertos aspectos de lo infinito en la medida que se cruza con nuestro mundo, filtrado con un lente finito – al igual que las personas bidimensionales entienden el dedo cuando se cruza con su mundo. Percibimos lo infinito de acuerdo a su relación con nuestro mundo, desde nuestra perspectiva finita.

Lo que el infinito NO es Podemos hablar del infinito de dos formas: La primera es definiendo lo que el infinito no es, y la segunda es describiendo lo que el infinito sí es mediante el uso de metáforas antropomórficas. Ambas formas están basadas en nuestro entendimiento de lo finito, que es lo que está a nuestro alcance. Dado que somos parte de un mundo finito, podemos entender y definir propiedades que hacen que algo sea finito. Sabemos que las entidades finitas tienen bordes y límites. Por lo tanto, todo lo que existe en el espacio debe ser, por definición, finito – ya que es limitado y está contenido en el espacio. Podemos dar el paso lógico siguiente y concluir que lo infinito (que por definición no tiene propiedades finitas) no está limitado y no existe dentro del espacio. Si lo hiciera sería finito, y no infinito. Al trazar la línea que distingue entre lo finito y lo infinito, logramos un indicio de una dimensión completamente diferente. Este enfoque describe lo que el infinito “no es” – por medio de la negación de cualidades inherentemente finitas. Esto es exactamente lo que significa, literalmente, la palabra ‘infinito’: in-finito, no finito. Al trazar la línea que distingue entre lo finito y lo infinito, logramos un indicio de una dimensión completamente diferente.

Lo que el infinito SÍ es Cuando hablamos sobre lo que el infinito es – eterno, absoluto, universal – las palabras que utilizamos son finitas. Es difícil describir lo infinito en sentido positivo – dado que el único lenguaje que tenemos es, por definición, inadecuado. [La simplicidad de Dios] está, en realidad, mucho más allá del alcance de nuestro entendimiento y de nuestra imaginación, y prácticamente no hay forma de expresarla y ponerla en palabras. Nuestro intelecto y nuestra imaginación sólo son capaces de entender cosas que están sujetas a las limitaciones naturales que fueron creadas por Dios, ya que éstas son las únicas cosas que nuestros sentidos pueden detectar y transmitirle a nuestra mente (Rav Moshe Jaim Luzzatto en El Camino de Dios 1:1:5). El Talmud enseña que la Torá habla en el lenguaje del hombre. Toda percepción de Dios debe ser filtrada por un lente finito – por lo que, en realidad, nunca podemos describir la esencia de Dios. Lo único que podemos hacer es emplear metáforas humanas (por ejemplo, “La huella de Dios”) para describir a Dios desde nuestra perspectiva finita utilizando nuestro lenguaje finito. Obviamente ninguna terminología antropomórfica es completa y precisa, pero igualmente es útil ya que describe nuestra relación con Dios, otorgándonos de esta manera medios efectivos para percibir cómo la dimensión infinita se relaciona con el mundo finito. Según tomado de, http://www.aishlatino.com/judaismo/filosofia/filosofia-judia/Estableciendo-contacto-con-Dios.html el lunes, 24 de junio de 2014.

 
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El Segundo Templo

El Segundo Templo

El Segundo Templo
El Templo Sagrado fue reconstruido, pero no era lo mismo sin el Arca del Pacto.
por Rav Ken Spiro

La reconstrucción del Templo, que comenzó con Ciro cuando los persas conquistaron el imperio babilónico y luego fue interrumpida durante 18 años, continuó con la bendición de Darío II, el rey persa que según la tradición era hijo de Ester. El trabajo fue completado en el año 350 AEC y el Templo fue nuevamente inaugurado. Pero no era lo mis.

La intensa espiritualidad del Primer Templo no podía ser comparada con la del Segundo. Los milagros abiertos constantes se habían acabado y la profecía desaparecería durante los primeros años del Segundo Templo. El Arca del Pacto ya no estaba y, pese a que había un Kodesh Kodashim (Santo Sanctorum), éste estaba vacío.
El Arca —aquel cofre de madera de acacia bañado en oro que había contenido las tablas de los Diez Mandamientos— era el lugar en el cual la Shejiná, la Presencia de Dios, descendía del cielo entre las alas extendidas de los dos querubines de oro. ¿Qué fue lo que paso con ella? El Talmud presenta dos opiniones (1). Una opinión dice que los babilonios la tomaron, y la otra dice que fue escondida por el rey Ioshiahu, quien había anticipado la inminente invasión y destrucción de Jerusalem.

Hay una historia muy conocida en el Talmud que trata sobre un cohen, un sacerdote, que encontró una piedra suelta en el Monte del Templo y se dio cuenta que allí es donde el Arca estaba escondida. Pero cuando iba camino a decirle a otros, el cohen murió (2). El punto de la historia es que el Arca no debía ser encontrada. No todavía.

Ezra y Nejemia

Los judíos que reconstruyeron el Templo en Jerusalem se enfrentaron a muchos desafíos y dificultades. Un fuerte liderazgo era esencial tanto para poder reconstruir el Templo como para restablecer una comunidad fuerte. Dos individuos jugaron un rol crítico en el restablecimiento de la comunidad judía en Israel. Uno de ellos fue Ezra.
Escriba, erudito y líder de la comunidad judía de Persia, Ezra, quien era cohen, escuchó que la comunidad judía en Tierra Santa estaba teniendo dificultades sin rey ni profeta. Entonces, tomó con él a 1496 hombres selectos que tuviesen capacidad de liderazgo y fue al rescate.

Ezra era tan versado en el Talmud que sobre él está escrito que “la Torá podría haber sido entregada a Israel por medio de Ezra, si no fuera porque Moshé lo precedió” (Sanedrín 21b). Ezra se hizo merecedor de esta elevada alabanza por la reconstrucción espiritual del pueblo judío y por sus esfuerzos para reinstaurar la ley de la Torá en la tierra de Israel.

Entre sus reformas más dramáticas estuvo su guerra en contra de la asimilación y el matrimonio mixto. De hecho, el Libro de Ezra condena a todos los hombres de Israel que se habían casado con mujeres no judías, y da los nombres de cada uno de ellos: eran 112 en total (Ezra 10:18-44). Probablemente te preguntarás: ¿cuál es el problema? Después de todo, sólo 112 se fueron del camino. Hoy en día, millones de judíos se casan con personas de otras religiones, y en muchos lugares la tasa de matrimonios mixtos es superior al 50%. Pero la diferencia es que hace 2.500 años, el hecho que incluso un sólo judío se casara fuera de su religión era una atrocidad. Hoy día la sociedad lo acepta como algo normal; las llamadas congregaciones “progresistas” están incluso buscando rabinos que oficien bodas mixtas, para darle legitimidad a algo que la Torá condena en repetidas ocasiones y que podría causar la muerte del pueblo judío.
Gracias a los esfuerzos de Ezra, esos matrimonios mixtos fueron disueltos. Todo el pueblo se reunió en Jerusalem —hombres y mujeres de todo el país— y la Torá fue leída en voz alta. Al final, todos los presentes se comprometieron a no casarse con personas de otras religiones, a respetar la Torá y a fortalecerse espiritualmente (3).

La otra personalidad importante de esa época fue Nejemia, el líder de la comunidad judía de Babilonia y oficial del Emperador Darío II. Si bien Ezra había conseguido fortalecer espiritualmente a quienes habían vuelto, Jerusalem aún carecía de murallas y estaba desprotegida. Trece años después de la llegada de Ezra llegó Nejemia, habiendo sido designado gobernador por Darío. Después de inspeccionar Jerusalem, Nejemia anunció: “Vengan, construyamos las paredes de Jerusalem para que ya no seamos un objeto de burla” (Nejemia 2:17). A pesar de los esfuerzos de los pueblos circundantes para impedir su construcción, la muralla logró ser completada. Espiritual y físicamente fortificada, Jerusalem prosperaría y su población se expandiría.

Vacío espiritual
A pesar de los esfuerzos de Ezra (y de otros líderes) el Templo era, en el plano espiritual, una sombra de lo que solía ser en el pasado. Quienes volvieron de Babilonia no estaban en condiciones de construir el Templo con tanto esplendor como lo había hecho el Rey Shlomó. Eventualmente (cerca del año 30 AEC), éste sería reconstruido nuevamente por Herodes el Grande y se convertiría en una estructura espectacular, pero a pesar de que llegaría a ser hermoso estéticamente, espiritualmente estaría vacío en comparación al Primer Templo. Y aunque había Sumos Sacerdotes, esta institución terminaría corrompiéndose.

De acuerdo al Talmud, durante el período del Primer Templo —unos 410 años— sólo hubo 18 Sumos Sacerdotes, mientras que durante el período del Segundo Templo —que duró 420 años— ¡hubo más de 300 Sumos Sacerdotes! Sabemos (del Talmud, Yomá 9a) que Iojanán fue Sumo Sacerdote durante 80 años, Shimón lo fue durante 40 años e Ishmael ben Pabi lo fue durante 10 años. Eso significa que en los 290 años restantes hubo al menos 300 Sumos Sacerdotes, es decir, alrededor de uno por año. ¿A qué se debió esto?

El Talmud nos dice que la entrada al Kodesh Kodashim estaba prohibida excepto en Iom Kipur. Sólo en ese día el Sumo Sacerdote entraba para realizar un rito especial ante Dios, pero si él no era espiritualmente puro y no lograba concentrarse, no podía tolerar el intenso encuentro con Dios y moría en el instante. Sabemos que durante el período del Segundo Templo ataban una soga alrededor del Sumo Sacerdote para que, en caso de que muriera, pudieran sacarlo del Kodesh Kodashim.

Dado que el puesto de Sumo Sacerdote fue una posición corrupta durante la mayoría del período del Segundo Templo, los Sumos Sacerdotes morían o eran reemplazados cada año (4). Y pese a esto, la gente quería el puesto, el cual era asignado a quien ofrecía más dinero por él. Cabe preguntarse entonces: Si moriría en Iom Kipur, ¿quién querría el trabajo? Una posible respuesta es que muchos de los candidatos creían firmemente que su forma incorrecta de servir en el Templo era, en realidad, la forma correcta de hacerlo (5). Así de mal estaban las cosas.

Fin de la profecía
¿Por qué estaban tan mal las cosas? En gran parte porque la profecía había desaparecido y no había una fuerte autoridad central. Mientras hubo profetas y un fuerte liderazgo, la herejía era escasa. Un profeta podía hablar con Dios y enderezar al hereje inmediatamente. Nadie podía negar las doctrinas básicas del judaísmo frente a la profecía y a los milagros abiertos. En el período de los Jueces y del Primer Templo, una persona siempre tuvo la posibilidad hacer uso de su libre albedrío y decidir rechazar el judaísmo, adorar ídolos e incluso utilizar la impura espiritualidad de la idolatría para hacer magia y adivinación, pero la presencia de los profetas y de un fuerte liderazgo hizo prácticamente imposible socavar la filosofía y las prácticas del judaísmo.

Pero cuando la profecía desapareció y la autoridad central se debilitó, la gente se descarrió y muchas instituciones sagradas (como el Sumo Sacerdocio) se corrompieron.
La profecía desapareció porque el pueblo judío había dañado su relación con Dios. Eran espiritualmente más débiles y no podían realizar el mismo intenso trabajo espiritual que se requería para alcanzar la profecía (6). Para ser un profeta debes perfeccionarte espiritualmente, debes tener un autocontrol absoluto. Es la máxima expresión judía de ser un ‘gran hombre’. Nuestros sabios dicen: “¿Quién es un gran hombre? Quien conquista su inclinación negativa (quien se controla a sí mismo)” (Ética de Nuestros Padres 4:1).

La profecía, de acuerdo al entendimiento judío, no es sólo la habilidad de predecir el futuro. Es un estado de trascendencia del mundo físico; significa que el profeta ha entrado a un plano tan elevado de entendimiento que puede comunicarse con lo Infinito y acceder a información inaccesible para las personas normales.

Moshé fue el profeta más grandioso y alcanzó el nivel más alto de profecía humanamente hablando. Pero hubo muchos otros —cientos de miles, de acuerdo al Talmud— que alcanzaron niveles menores de profecía. En la historia de Shaul vemos cómo el pueblo judío se aconsejaba con los profetas respecto a todos los temas, incluyendo objetos perdidos. Pero ese fenómeno desapareció durante los primeros años del Segundo Templo. “Después de la muerte de los últimos profetas, Hagai, Zacarías y Malají, el espíritu profético desapareció del pueblo judío…” (Yomá 9b) (7).

Si alguien está interesado en saber cómo convertirse en un profeta, hay un libro de instrucciones a disposición, La senda de los justos, y fue escrito en el siglo 18 EC por el grandioso cabalista Rav Moshé Jaim Luzzatto, conocido también como el Ramjal. Es un manual de instrucciones para llegar al control absoluto de uno mismo física, emocional y espiritualmente, de forma tal de poder trascender este mundo y convertirse en un profeta. En su libro El camino de Dios, Rav Luzzatto define con claridad el concepto de profecía:
La profecía verdadera consiste en que el hombre obtenga un apego y conexión con Dios en vida, y esto es un alto grado de perfección. No obstante, esto viene acompañado de cierto conocimiento y discernimiento. A través de la profecía uno puede obtener un conocimiento verdadero de muchos conceptos muy elevados de los secretos ocultos de Dios, los cuales pueden ser percibidos claramente… Parte de la carrera de un profeta puede incluir ser enviado por Dios a una misión (8).

Pero incluso si aprendes ese libro a la perfección seguirás sin ser un profeta. ¿Por qué? Porque la profecía sólo es posible si el resto del pueblo judío también está elevado espiritualmente. Como individuo puedes alcanzar un nivel extremadamente alto, pero hay un límite. Para llegar a la cima y atravesar el umbral, debes “pararte sobre los hombros” del pueblo judío; tiene que haber un nivel mínimo de espiritualidad en toda la nación sobre el cual puedas apoyarte para alcanzar el nivel de profecía. Si la nación cae por debajo de ese nivel, de ese umbral, no importa cuánto te pares sobre la punta de tus pies y te estires, no lo lograrás. Y veremos que, durante el período del Segundo Templo, el pueblo judío cayó por debajo de un cierto nivel de espiritualidad y esto no pudo revertirse durante aquella época.

Como vimos en la historia de Purim, en la época del Segundo Templo la presencia de Dios estaba oculta, al igual que el Arca del Testimonio y la profecía. El Talmud dice que había individuos en ese tiempo que, de haber vivido antes, habrían sido profetas. “Hay uno entre ustedes que merece que la Shejiná (Presencia Divina) repose sobre él como lo hizo sobre Moshé, pero esta generación no lo merece” (Sanedrín 11a). La puerta de la profecía se cerró frente a las narices del pueblo judío, y sabemos que no volverá a abrirse sino hasta la época mesiánica.

Luego de la destrucción del Primer Templo, cuando fue evidente que el pueblo judío estaba debilitándose espiritualmente, un grupo de líderes sabios se reunió —expandiendo el Sanedrín, la Corte Suprema Judía, de 70 a 120 miembros— con el objetivo especial de preservar y fortalecer el judaísmo en la diáspora y después de ella. Ellos fueron los Hombres de la Gran Asamblea.

NOTAS

1) Ver Talmud, Yomá 52b-53b.
2) Talmud, Yomá 53b
3) Nejemia 10:30-31.
4) Ver Talmud, Yomá 9a.
5) Ver Talmud, Yomá 19b. Allí hay un relato sobre un Sumo Sacerdote saduceo que murió debido a sus acciones impropias dentro del Kodesh Kodashim.
6) Ver Rashi en Shir HaShirim 6:5.
7) Ver también Talmud, Sanedrín 11a.
8) Luzzatto, Dérej Hashem III: 3:4 y III: 4:6; ver también Talmud, Nedarim.

Según tomado de, http://www.aishlatino.com/judaismo/historia/curso-rapido/El-Segundo-Templo.html, el lunes, 24 de junio de 2014.

 
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¿Es Aun Relevante la Religión?

¿Es Aun Relevante la Religión?
By Yossy Goldman

Ciberespacio, espacio exterior, espacio interior, mapas genéticos, globalización, ir a Marte. Tarjetas inteligentes, bombas inteligentes, células madre y teléfonos celulares. No se puede negar: vivimos una nueva era. La ciencia ficción se transformó en hechos científicos. Y se formula una pregunta: En este nuevo orden mundial, con la ciencia y la tecnología cambiando nuestra forma de vivir, ¿es relevante la religión? ¿Aun necesitamos adherirnos a un antiguo y aparentemente muy obsoleto código de leyes, cuando estamos mucho más avanzados que nuestros antepasados?

Esta cuestión me recuerda al pequeño y viejo Hymie Levy de Londres, que se encontraba asistiendo a un coktail en compañía de la aristocracia. El pobre Hymie estaba completamente fuera de lugar alternando con los caballeros y damas de la realeza y alta sociedad británicas. Una duquesa estaba tan irritada por la presencia de ese ordinario judío que lo enfrentó directamente. Rezumando sarcasmo, con su mejor lenguaje, le dijo a Hymie “¡Sabe usted que el linaje de mi familia se remonta a aquellos que estuvieron presentes en la firma de la Carta Magna!” Hymie Levy se mantuvo inmutable. Se encogió ligeramente de hombros y susurró en el oído de la duquesa “¡Y mi abuelo Moishe estuvo presente en la entrega de los Diez Mandamientos!”

¿Los Diez Mandamientos han pasado la “fecha de vencimiento”? ¿La fe, la duda, el asesinato, el adulterio, el robo, la mentira y la envidia están fuera de moda? A pesar de todos los maravillosos descubrimientos médicos y científicos, ¿el ser humano mismo ha cambiado? ¿Los mismos temas morales que enfrentaron nuestros antepasados no desafían a nuestra generación?

Tanto si es una carreta de bueyes o un Mercedes, cólera o cortes coexistencia son aun una elección que debemos hacer. Cuidar de padres ancianos no es un problema nuevo. Tanto si son Adán y Eva o Miguel y Susana, el pasto siempre parece algo más verde en el otro lado. Por algún motivo inexplicable, la esposa, la casa, el caballo o el auto de la otra persona, aun son más atractivos y deseables que los nuestros.

Los mismos temas que trata la Biblia —rivalidad rampante, socios celosos y aun asesinato —son los titulares de los diarios de hoy. ¿Así que, que hay de nuevo? ¿Ha cambiado algo? Si, hoy tenemos astronautas y estaciones espaciales y proyectores láser y laptops, pero los temas básicos y las elecciones que el ser humano debe enfrentar siguen siendo iguales. Antes la pregunta era ¿debo golpearlo con mi garrote o degollarlo con mi espada? Hoy la pregunta es ¿debo enviar los submarinos nucleares o enviarle misiles guiados?

La tecnología ha avanzado a pasos agigantados. Pero los temas principales, los dilemas morales básicos no han cambiado un ápice. Aun luchamos para conocer la diferencia entre correcto e incorrecto, moral o inmoral, ético o tortuoso, y ni siquiera la más potente computadora de la tierra puede respondernos esas preguntas.

La ciencia y la tecnología pueden hacer maravillas para la humanidad. Pero también pueden hacer que explotemos para llegar más rápido que Atila el huno al otro mundo. La ciencia y la tecnología responden Cómo y Qué. No responden al Por Qué. ¿En primer lugar por qué estamos aquí? ¿Por qué debo ser bueno con mi prójimo? ¿Por qué mi vida debe ser más noble que la de mi perro doberman? La ciencia y la tecnología han revelado muchos misterios que nos intrigaron por siglos. Pero no han respondido a una sola pregunta moral. Solo la Torá se dirige al campo minado de la moral. Y esos temas son quizás más urgentes hoy que nunca antes en la historia.

La Torá es verdad y la verdad es eterna. Los escenarios cambian. El estilo de vida varía con la geografía. El desarrollo histórico es diferente, pero los temas a nivel interior son muy familiares. Aunque nunca necesitamos la religión —o en nuestro lenguaje, Torá —hoy la necesitamos igualmente o quizás mucho más. Que continuemos encontrando guía y claridad en las verdades eternas de nuestra santa y eterna Torá. Amén.

BY YOSSY GOLDMAN

El rabino Yossy Goldman nació en Brooklyn, New York en el seno de la comunidad de Jabad. En 1976 fue enviado por el Rebe de Lubavitch para servir como Shaliaj en la comunidad de Johannesburg, South Africa. Es el rabino principal de la sinagoga Sydenham Highlands North Shul desde 1986, Y presidente de la South African Rabbinical Association.

Segun tomado de, http://www.es.chabad.org/library/article_cdo/aid/629780/jewish/Es-Aun-Relevante-la-Religin.htm el lunes, 24 de junio de 2014.

 
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¿Quien invento la sinagoga?

¿Quien invento la sinagoga?
Por Shlomo Yaffe

Pregunta:

He oído decir que no se menciona la sinagoga en la Torá. ¿Entonces dónde y cuando se originó? ¡Es difícil imaginarse el “judaísmo” (al menos como lo conocemos hoy) sin sinagogas!

Respuesta:

Realmente la sinagoga no es mencionada en la “Torá Escrita” (es decir, los Cinco Libros de Moisés). La institución de la sinagoga es posterior, de origen rabínico.

El propósito de la sinagoga es proveer un lugar de reunión para facilitar y mejorar la obligación bíblica de orar, agregando un elemento comunal

Desde los tiempos de Moisés hasta la restauración del Segundo Templo, nosotros cumplíamos la obligación de orar diariamente componiendo nuestras propias plegarias, y orando privadamente.

También hacíamos peregrinaciones a Jerusalén para experimentar los servicios públicos que se llevaban a cabo en el Santo Templo.

Tras la restauración del Segundo Templo (352 a.e.c.), La Gran Asamblea, liderada por Ezrá, instituyó el Kadish, la Kedushá, Baruj, y el resto de los servicios comunales estándar (requiriendo la participación de un minian o quórum de diez), como así también la obligación de los individuos de participar en esos servicios.

Fueron levantados tanto en Israel como en la Diáspora lugares separados para orar comunalmente. Así nació el “Lugar de Reunión” —Beit Kneset en hebreo, y sinagogas en griego.

La principal experiencia de culto siguió siendo el viaje a Jerusalén para participar y ser inspirados por el servicio del Templo.

Cuando los romanos destruyeron el Segundo Templo en el 69 e.c., el único lugar para el culto público siguió siendo la sinagoga, la cual entonces adquirió importancia como el centro de la vida comunal judía.

Sin embargo el foco primario del judaísmo, siempre ha sido la vida de cada individuo y su hogar y familia, vivida en una comunidad fuerte y mutuamente responsable. En efecto, cuando una comunidad judía comienza desde cero, la construcción de la sinagoga no es lo primero en su lista. Como establece la ley judía, las prioridades con respecto a establecer instituciones comunales deben ser:

1) Una mikvé

2) Una escuela judía para los niños.

3) Un fondo de caridad.

4) Una sinagoga.

Por supuesto la gente puede —y lo hace —reunirse en cualquier lugar para orar comunalmente.

Segun tomado de, http://www.es.chabad.org/library/howto/wizard_cdo/aid/1471209/jewish/Quien-invento-la-sinagoga.htm  el lunes, 24 de junio de 2014.

 
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