
La gente envejece; sucede de forma natural. La pregunta es si nosotros, como sociedad, entendemos cuánto necesitamos a las personas mayores.
A lo largo de los siglos, se han creado innumerables métodos y tratamientos que pretenden detener o desacelerar el proceso de envejecimiento, ya que las personas experimentan profundos cambios fisiológicos, psicológicos y sociales asociados con el envejecimiento.
Científicos israelíes afirman haber encontrado el secreto para lucir y mantenerse joven para siempre. Incluso si esto resultara posible, poco significado tendría si no exploraramos el tema desde un nivel más profundo; uno que responda a la pregunta más importante de todas, “¿Para qué vivo?”
La investigación científica de la Universidad de Tel Aviv en conjunto con el Centro Médico Shamir en Israel colocó a un grupo de personas de 64 años en buen estado de salud en cámaras hiperbáricas en las que les proporcionó sesiones de altos niveles de oxígeno durante tres meses. Los científicos responsables del experimento afirman que la terapia retrasó el proceso de envejecimiento, lo “revirtió” y transformó el rendimiento de esos individuos a niveles similares a los de personas 25 años más jóvenes.
El envejecimiento asusta y preocupa a la mayoría de la humanidad. Dado que el proceso del envejecimiento natural, implacablemente acerca a cada personal al final de la vida, y a lo desconocido, también puede implicar angustia. La vejez y la muerte no son necesariamente algo placentero, pero todo lo que sucede de forma natural tiene un propósito y un beneficio del cual quizá no nos percatamos. Por lo tanto, no es un buen consejo salir corriendo hacia cualquier posibilidad que altere o cambiar el estado natural de las cosas.
Resulta mucho más sabio para nosotros ir de la mano con el proceso natural de envejecimiento y aprender a adaptarnos cómodamente a nuestra situación, en lugar de luchar artificialmente contra el fenómeno natural del envejecimiento. La gente envejece; y esto sucede de forma natural. La pregunta es si nosotros, como sociedad, nos comportamos correctamente con las personas durante todo el proceso del ciclo de vida. Debemos escudriñar: “¿Están ocupados los ancianos y sienten que la sociedad los necesita?” De hecho, ¡una sociedad sana debería considerar las contribuciones de este grupo como importantes!
Si no tuviera mi horario de enseñanza diario, saldría felizmente y limpiaría la calle. Reuniría a amigos que viven en mi vecindario y les ofrecería que vengan conmigo a limpiar los edificios que están a nuestro alrededor. ¿Por qué no? Es saludable salir, respirar aire puro, hacer un esfuerzo físico y en el proceso estar en compañía de otros. Al terminar esta actividad conjunta me sentaría con mis amigos en la plaza pública del barrio y tomaríamos café. Cualquier líder comunitario que se precie puede ofrecer tal empresa social, y muchas otras, a sus residentes de edad avanzada. Nuestros adultos mayores tienen toda una vida de experiencia y sabiduría para compartir como mentores y ayudar a quienes recién comienzan su camino.
Y si el ejemplo de la limpieza no le parece digno a alguien, entonces debemos admitir que el problema está dentro de quien asi piensa. Es importante capacitar a todos los miembros de la sociedad para cuidar el medio ambiente y servir a la comunidad. A partir de este principio, queda más claro que la sociedad debe estar debidamente educada para inspirar respeto y aprecio la vejez, haciendo un espacio para pensar en estas cosas. La actitud correcta de la sociedad debería ser descubrir cuánto necesita a sus ciudadanos mayores. Pregunte a los niños, ellos entienden esto bien porque esta premisa está naturalmente construida en ellos.
Los abuelos, padres e hijos deben mantener vínculos de conexión que fluyan de una generación a la siguiente, generándose un espíritu de juventud dentro de los ancianos de cada familia. Los ancianos ya comprenden que hay que aceptar la vida como viene y han aprendido a esforzarse para estar por encima de todas las preocupaciones y proyectar esas actitudes a los nietos. Los más pequeños reciben invaluables enseñanzas de los abuelos, siendo estos un ejemplo de amor incondicional y ternura incalculable.
En pocas palabras, el envejecimiento no debe convertirse ser algo aterrador. En lugar de pensar que no tenemos nada más que aportar, los años dorados deberían abrir una plétora de oportunidades para nuevos logros cuando nos demos cuenta de que el aspecto más importante de una vida rica y significativa se encuentra en la conexión humana. Precisamente las preguntas: “¿Cuál es el sentido de la vida?” Y “por qué vivo” son las puertas de entrada a un mundo infinitamente mejor.
Con el conocimiento que las respuestas a estas preguntas se pueden encontrar en nuestras relaciones humanas, en nuestra conexión y en acciones que tienen un beneficio duradero para los demás, trascendemos nuestra vida corporal. Entendemos que existe un colossal mecanismo que rodea nuestra vida y nuestro mundo que supera la existencia en nuestro cuerpo físico temporal. Este ajuste de cuentas nos prepara para entrar en un mundo amplio y eterno, a un nivel superior de existencia que está más allá de los límites del tiempo y el espacio.
Según tomado de, https://blogs.timesofisrael.com/the-fountain-of-eternal-youth/
Traducido por drigs, CEJSPR