
Mientras que la parashá Terumah se ocupa principalmente de la estructura externa del Tabernáculo, la parashá Tetzavé se ocupa de lo que hay adentro, su funcionamiento interno y la rutina diaria en el interior de sus límites.
Por esta razón, una sección de la parashá trata de las vestiduras sacerdotales, en la cual la Torá enfatiza: “Y estarán sobre Aarón y sus hijos, cuando entren a la Tienda de Reunión, o cuando se acerquen al Altar para ministrar en el lugar santo, para que no lleven iniquidad y mueran (1) ”. Así es como deben comportarse, y quien lo haga de otra manera pone en riesgo su vida.
La otra sección trata de la investidura de los sacerdotes, describiendo todas las tareas que deben realizarse dentro del Tabernáculo. Cada parte del servicio diario que luego realizarán los sacerdotes en el Sagrario ya está representada en los actos de los días de investidura, aunque no necesariamente en el mismo orden.
¿Cualquier Sistema es válido?
La sección sobre el Tabernáculo – el comando, el orden del servicio, la construcción, el desmantelamiento y el desempeño real de las tareas – se repite muchas veces, hasta el punto en que se vuelve tedioso. Para comprender estas numerosas repeticiones minuciosamente detalladas, primero debemos analizar la naturaleza misma del Tabernáculo.
El Tabernáculo es un tipo de instrumento cuya función es conectar la tierra con el cielo. Para tener éxito en esta tarea, debe funcionar correctamente, sin contratiempos. Solo hay una prueba para probar si este instrumento realmente funciona. Si se ensambló incorrectamente, incluso si el error fue solo en el más mínimo detalle, no importa si uno tuvo las mejores intenciones al ensamblarlo, no funcionará; simplemente funcionará mal.
La construcción del Tabernáculo se puede comparar con la construcción de una nave espacial. Una nave de este tipo es una estructura extremadamente compleja formada por una multitud de partes, cada una de las cuales debe ser precisa en su máxima expresión. En primer lugar, todos los cálculos deben ser correctos. Luego, se deben fabricar todas las piezas y, cuando comience la construcción, todo debe hacerse exactamente de acuerdo con el plan. Todo un equipo de expertos analiza cada etapa. Un equipo verifica la precisión de los cálculos; otro comprueba si el trabajo se realizó de acuerdo con todas las especificaciones de los planos. Luego se ensamblan todas las piezas, y aun así hay que corroborar todo: ¿encajan realmente los tornillos? ¿Están en el lugar correcto? ¿Se cayó algo? ¿Ha aparecido alguna grieta? Una vez todo está ensamblado, se debe desmantelar todo el aparato para verificar si todo está realmente en orden. Al final del proceso, después de que la ardua secuencia preparatoria finalmente se completa, llega el momento en que alguien presiona un botón y surge la pregunta real: ¿despegará la nave espacial o no?
En 1988, los soviéticos enviaron dos satélites para estudiar al planeta Marte y sus lunas. Los satélites funcionaban con energía solar y, para ello, ocasionalmente tenían que cambiar el ángulo de sus alas según las instrucciones que recibían desde la Tierra. Se les envió una comunicación diaria de unos pocos segundos que contenía miles de comandos en código informático. Estos comandos tenían que verificarse a diario, línea tras línea, y luego volver a verificar, para que no apareciera ningún error. Un día, alguien se equivocó e ingresó una letra incorrecta en una de las líneas del programa. Dos días después, se descubrió que el satélite se había apagado, no podía cambiar el ángulo de su ala, había agotado sus baterías y el contacto con el satélite se había perdido.
De esta manera se perdió una nave espacial increíblemente costosa, todo debido a un error en una letra, en una línea, que provocó que se apagara. Es posible que el dispositivo todavía exista en algún lugar del espacio, pero ya no tiene ningún significado. De un instrumento que pudo haber sido de gran beneficio cambio a un objeto insignificante y carente de valor.
Asimismo, después que la asamblea y la construcción del Tabernáculo concluyó; después de haberse realizado la unción, la santificación y toda la preparación, el Tabernáculo tuvo que elevarse hacia el cielo – ahí estaba su momento crítico. En este sentido, el punto culminante de la construcción del Sagrario no está en su “lanzamiento”, sino precisamente en el momento de la investidura (2); lo que a simple vista, parece estar carente de suspenso. Después de todo, en los días de la investidura, la Torá describe el atuendo de los sacerdotes y el traer los korbanot. Sin embargo, hay una tremenda sensación de suspenso que aumenta a medida vamos leyendo cada uno de los versos de la narración.
El Midrash relata que en cada uno de los siete días de la investidura, Moisés erigía y desmantelaba el Tabernáculo dos veces. Después de pasar meses construyendo el Tabernáculo, aunque todo parecía estar en orden y con las tablas encajabando, el Tabernáculo fue desmantelado y armado una y otra vez. (3) Para Moisés, el hecho de que las tablas encajaran no era suficiente; quizás no se mantendrá firme. Lo revisaron todo, desmantelando y armando; todo está donde tiene que estar. Sin embargo, la tensión sigue aumentando: ¿funciona o no funciona?
En cada uno de los siete días de investidura, se armaba el tabernáculo, entraba Aarón, traía el korbán y lo degollaba. En cada ocasión no sucedió nada, por lo que el Tabernáculo fue desmantelado. Era imposible saber dónde podía haberse cometido un error, por lo que una vez más era necesario verificar todo desde el principio para determinar cuál pudo haber sido el problema. Como explican Rashi y los otros comentarios, fue solo en el octavo día, cuando Aarón entró a la Tienda con Moisés y oraron juntos, que el fuego celestial finalmente descendió sobre el Altar. En ese momento, repentinamente, todo sucedió a la vez: “La gloria de Dios se reveló entonces a todo el pueblo. El fuego salió de delante de Dios y consumió sobre el Altar toda la ofrenda y las partes gordas. Cuando la gente vio esto, se emocionaron y se arrojaron de bruces. ” (4)
La nación entera – los 600,000 hombres, y también todas las mujeres y niños – esperan con gran expectación. Las instrucciones sobre cómo proceder son complejas y detalladas; cuanto más se avanza, más aumenta la tensión. ¿Qué pasará al final? El Tabernáculo está destinado a ser un instrumento que conecta la tierra con el cielo. ¿Logrará este objetivo? Sin embargo, las tareas finales que realizan Moisés, Aarón y los sacerdotes son precisamente las menos dramáticas: ¿Está la Menora en su lugar? ¿Se ofreció el carnero en el momento adecuado? Y luego – “La gloria de Dios fue revelada a toda la gente”, el fuego desciende del cielo, hay contacto y conexión. La misma imagen se repetirá nuevamente en la dedicación del Templo; incluyendo el suspenso y al final, un gran suspiro de alivio.
El Tabernáculo era un instrumento cuyas partes estaban hechas con gran precisión. Todo tenía especificaciones: dónde debía estar, cuál es su función, etc. Esto es lo que hace del Tabernáculo un instrumento para recibir la Presencia Divina. Si se hace de manera un poco diferente, si la menorá se coloca aunque sea levemente a un lado, no funcionará. Cada uno de estos detalles deben configurarse para dar forma a un todo mayor.
Importancia de los detalles
Los pasajes que describen los procedimientos del Tabernáculo están tan llenos de detalles que a menudo se los percibe como una de las partes más aburridas de la Torá. Sin embargo, estos detalles se repiten una y otra vez. ¿Por qué la Torá necesita decir exactamente cómo deben estar los pantalones y dónde deben estar exactamente unidas las campanas a la túnica? La Torá también elabora la coraza: debe tener dos anillos, a los que se adjunta algo más, y a este accesorio se adjunta otra cosa.
¿Por qué la Torá debe mencionar estas cosas? ¿Para enseñarnos cómo unir un broche a otro; o cómo crear engastes dorados? Incluso, si estos fueran detalles cuya importancia debemos reconocer, ¿por qué repetirlos tantas veces y acomodarlos en el texto de la Torá para la eternidad?
Sin embargo, la verdad es que esta historia está llena de suspenso, casi como un thriller cinematográfico. ¿Cómo se desarrollarán en realidad todos los intrincados planes del Tabernáculo? ¿Bezalel hizo todo de acuerdo con las instrucciones? ¿Acaso colocó una pieza en el ángulo incorrecto, provocando que toda la empresa fallara?
Cuando se cose una prenda ordinaria, no importa si la costura se coloca un poco a la derecha o a la izquierda del diseño. Pero cuando se produce un traje de buceo o un traje espacial, si no se cose correctamente y como resultado se produce un pequeño desgarro, el resultado es catastrófico. Esto no es un juego de niños en el que alguien se mueve por error un poco fuera de posición o tres pasos adelante sin mayores consecuencias. Aquí, es como un propietario no capacitado que intenta hacer reparaciones eléctricas complicadas. Incluso si ha visto al electricista tomar una herramienta determinada, colocarla en un lugar determinado, atornillarla y girarla tres veces con la mano y reparar con éxito el problema, si la persona no capacitada trata de imitar estos pasos, probablemente se electrocutará. Cada detalle de la parashá es sumamente serio. Ir demasiado lejos es un error fatal. Como se le dijo a Aarón, no debes entrar al Santuario sin ponerse la túnica, “para que no muera.” (5) En esencia, la Torá le dice a Aarón que esto no es una prueba. Él está tratando con una llama poderosa, con el Lugar Santísimo. La historia de la muerte de los dos hijos de Aarón se relaciona con este mismo punto. Nadav y Avihu, hijos del Sumo Sacerdote, entran pensando que se trata de un asunto sencillo. Pero cuando dan un paso en falso, como resultado, mueren.
El Talmud describe el terror que rodeó la entrada del Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo en Yom Kipur. Tiene prohibido permanecer adentro demasiado tiempo, para no asustar a la gente. (6) El Zohar comenta que atarán una cuerda al pie del Sumo Sacerdote, para poder sacarlo si muere mientras está adentro. (7) Esto no es porque el lugar es en sí aterrador. El asunto es que cuando se tenían que hacer inspecciones,los artesanos y demás personas solían mirar adentro mientras hacían las reparaciones. Ahora bien, si un artesano puede entrar y nada sucederle, ¿por qué todo el pueblo siente tanto terror cuando el que está adentro es el Sumo Sacerdote?
La respuesta es que, estamos frente a algo comparable con la electricidad. Depende de la situación. En un día normal, es posible entrar y tocar cosas sin efectos negativos. En Yom Kipur, sin embargo, todos los fusibles están encendidos, la corriente fluye y los que entran arriesgan sus vidas.
En el interior del Tabernáculo
El Tabernáculo contiene dos componentes vitales para formar la conexión entre el cielo y la tierra. El primer componente son los vasos, y en Parshat Teruma vimos cómo están hechos y de qué están hechos. El segundo componente, la dimensión interna del Tabernáculo, está presente en la persona que lo usa. El Tabernáculo no es un instrumento vacío; es uno que depende de las personas que lo operan. El personal puede consistir en varios miles de sacerdotes, tal como en la época del Segundo Templo; o como en el caso del Tabernáculo, puede ser un personal limitado a varios individuos.
En la Parashat Tetzavé vemos que hay funciones consideradas indispensables para que la estructura del Tabernáculo funcione y cumpla con su propósito; sin ellos, simplemente no responde. Toda la parashá trata del servicio en el Santuario– los procedimientos internos del Tabernáculo. Lo que permite que el sistema funcione es que el ser humano ha sido hecho parte del mismo. Es a estos a quienes se le ha encomendado que los muros no sean simples muros, sino mucho más que eso.
NOTAS
1. Ex. 28:35.
2. Lev. 8–9.
3. Números Rabá 12.
4. Lev. 9: 23-24.
5. Ex. 28:35.
6. Yoma 53b.
7. Emor 102a.
Según tomado de, ESSAY: Down to the Details (chabad.org)
Traducción por drigs, CEJSPR