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Shabbat y Meditación

13 Nov
por JAY MICHAELSON

Cómo la atención plena (mindfulness) puede profundizar su experiencia de Shabat, y viceversa

POR JAY MICHAELSON

Shabbat es un día de ser, no de hacer. Según la interpretación de los rabinos, la multitud de lo que se debe y no se debe hacer durante el día se trata esencialmente de no hacer nada, de no destruir nada y simplemente de tomar el mundo tal como lo encontramos, por un día. El resto de la semana, los judíos/as somos exhortados a mejorar el mundo, mejorarnos a nosotros/as mismos y hacer provisión para nuestras familias extendidas en cualquier situación en la que nos encontremos. Pero este día: solo sé. Sirva a Dios no para cambiar el mundo, sino para relajarse en lo que ya está aquí y allí.

Despertando

En un sentido profundo, ésta es también la práctica de la meditación. Hay muchas formas de prácticas meditativas, pero su esencia es observar claramente hacia lo qué es la verdad -algo como el Shabat-, no se trata de no hacer ni de cambiar nada, o de sentirse de una manera especial, sino simplemente despertar de una manera enfocada a lo que ya está aquí. La mayoría de las meditaciones judías clásicas hacen esto al contemplar un objeto en particular (una frase, una percepción sensorial, incluso una idea) y enfocar el pensamiento con tanta determinación que las distracciones desaparecen.

En otras tradiciones, se llama la atención sobre las percepciones más elementales de la respiración o el movimiento, no tanto con el propósito de contemplar, sino simplemente para anestesiar el movimiento de los pensamientos que discurren. En ambos enfoques, lo que uno encuentra cuando se aletargan las distracciones y los pensamientos, es que se libera una ilusión importante: que el mundo importa sólo en la medida en que me agrada a mí, a mi ego (fíjese que NO dice egoísmo) y a mis deseos.

Suponga que un poco de comida no es de su agrado, o que un sonido es áspero o chirriante. Si eres como yo, tu reacción inmediata es querer alejarlo, en otras palabras, cambiar las condiciones momentáneas de tu vida para mejorarlas. La meditación entrena lentamente la mente para que esté un poco menos centrada en lo que en, la tradición judía se llama el yetzer hará, o sea el mal o la inclinación egoísta. Al igual que con el Shabbat, la práctica es dejarlo ser. No es que esto hará que la comida se vuelva más sabrosa o que la calidad del sonido cambie, pero tu relación y/o actitud hacia ella puede ser diferente.

Todo esto puede parecer un poco irrelevante cuando se habla de alimentos y sonidos, pero no lo es tanto cuando se trabaja con enfermedades, sufrimiento o personas con las que es difícil llevarse bien. ¿Cómo sería llevar un poco de “Shabat”, un poco de “déjalo ser”, a lugares tan difíciles?

Bueno, para averiguarlo, tienes que experimentarlo. Leer sobre meditación sin implementarla es como leer un libro de cocina sin probar las recetas: puedes hacerte una idea general, pero nunca la entenderás realmente. Afortunadamente, meditar en Shabbat es fácil, ya que la tradición judía ya ha establecido las condiciones ideales para hacerlo. Veamos algunas formas prácticas de traer la luz, solo para abrir los ojos un poco más a los milagros cotidianos del ser.

La sensación de detenerse

En hogares de observantes religiosos, el viernes por la tarde suele ser un momento agitado. Alimentos que preparar, correos electrónicos que responder, pisos que limpiar, puede llegar a ser demasiado, especialmente si ha estado en el trabajo todo el día o atendiendo a los niños/as. Pero luego, cuando se encienden las velas, se produce un cambio. Ahora no hay nada que hacer. Lo hecho, hecho está, el Shabat ya inició. Cualquiera que sea su práctica para el Shabbat, le animo a que intente encender las velas antes del atardecer como una forma para marcar esta importante transición. No se preocupe por hacerlo bien; lo principal es hacerlo. Encuentre un rincón de su casa que no esté abarrotado, coloque uno o dos candelabros y enciéndalos. Cierre los ojos mientras recita la bendición (si es su práctica hacerlo; de lo contrario, simplemente cierre los ojos) y manténgalos cerrados por cinco segundos más. Escuche los sonidos que le rodean—recuerda: no tiene ninguna responsabilidad por ello– nada que agarrar o alejar; déjalos que te inunden como una sinfonía incidental. Fíjate en tu cuerpo: observa si hay tensión en tu cara o en tu espalda, para que puedas … relajarte. Y respire profundamente, sintiendo la deliciosa sensación de inhalar y exhalar, un placer ordinario que estamos demasiado ocupados para poderlo disfrutar.

En Shabbat, se dice que recibimos neshama yeteira, un alma extra. La palabra para alma aquí, neshamá, está relacionada con la palabra para aliento, neshima. Si lo desea, déle la bienvenida a esta “alma extra” que es producto de nuestra acción de relajarnos.

Abra los ojos lentamente, permítales deleitarse con la sensación visual de la vela (o velas), ardiendo. Concéntrese en la luz, no lo haga sobre una pared rígida; hágalo con la intención de recibir – de kabbalat shabat. Deja que lo que es, sea. El secreto de la espiritualidad es tener consciencia en cuanto a que no existe una solo forma o un solo camino correcto; que no hay ningún sentimiento especial que se supone que debas tener. Estamos hablando solamente de una relación abierta y amorosa con cualquier sentimiento, cualquier sensación. ¿Sonó la bocina de un auto justo cuando encendías las velas? ¿Tu bebé lloró? No hay problema. Como dice uno de mis profesores, “no es lo que está pasando en tu entorno, es cómo tú te relacionas con eso”.

Tómese el tiempo que desee para entretenerse con las velas de Shabat. Está bien llegar tarde a lo que venga después. Vea si, simplemente eliminando el sentido de “lo que hay que hacer”, puede percibir su luz con un poco más de claridad de lo habitual.

Momentos de silencio

Como no uso electricidad en Shabbat, mi casa está mucho más tranquila los sábados en comparación con los demás días de la semana. Sin música, sin televisión, sin computadoras, aun ante el ruido de la ciudad, mi hogar es una isla de silencio. Este silencio se extiende, en la observancia tradicional, a muchas partes del Shabbat, por ejemplo, entre el lavado ritual de las manos y al hacer la bendición motzi sobre el pan. Por lo general, el silencio puede resultar incómodo y, de hecho, muchas personas se esfuerzan por llenar estos momentos de tranquilidad con canciones o gestos durante una conversación. Pero el silencio es comparable a la esencia del Shabat y la meditación: no hacer, sino ser.

Te sugiero que tengas momentos de silencio al azar durante el Shabbat. Cuando descubras que tu mente está corriendo hacia algún lugar, o que la conversación se ha vuelto más ruidosa de lo que realmente deseas, simplemente has una pausa. Deje que su cuerpo entre en quietud, relajando nuevamente cualquier tensión involuntaria que pueda haber surgido. Haga una respiración artificial, o sea una inhalación profunda y completa, y luego una exhalación, con un suspiro, que realmente despeje los pulmones. Y escuche, no el silencio, ya que probablemente no habrá un silencio absoluto, sino el silencio del no hacer. Deja que el mundo sea transparente para ti, no teñido por cambios o preferencias, simplemente lo que es. Si estás con otras personas, está bien si piensan que eres raro; si practicas lo suficiente, aprenderás a relajarte tan instantáneamente que ellos/as se pondrán celosos.

Pero la relajación es solo la puerta de entrada. Intente, en cada momento de silencio, notar realmente algo que no había notado antes: la calidad de la luz, su estado de ánimo, o sus sentimientos por otra persona. Tal vez un aroma, un toque o una la presencia un pensamiento. Haga esto con la frecuencia que desee, varias veces por hora, si realmente le gusta. Simplemente haga una pausa, relájese y adéntrese en una especie de conciencia que normalmente pertence a la esfera de lo poético.

Oneg Shabat: Profundización del placer

La meditación no se trata de sentirse bien todo el tiempo, para eso son los narcóticos, no la espiritualidad. Pero, tampoco está de más sentirse bien, ¿verdad? En Shabbat, disfrutar de la vida es en realidad una mitzvá. Es posible que haya escuchado que el sexo es una “doble mitzvá” en Shabbat. Bueno, es verdad; el sexo es una mitzvá en sí mismo, y en Shabat, dado que es agradable, también es una mitzvá de oneg shabbat, disfrutar del Shabat.

Sin embargo, Oneg Shabbat, en la pronunciación Ashkenazi es, oneg Shabbos—estase extiende mucho más allá del dormitorio. Aquí, el judaísmo invita activamente al deleite de los sentidos (comer, beber y tomar largas siestas) así como en asuntos relacionados con el alma (leer, aprender y orar). En tiempos menos opulentos, simplemente tomar un poco de sopa de pollo habría sido un placer delicioso y poco común. Hoy día, sin embargo, creo que para poder disfrutar tenemos que esforzarnos. Con tantos medios mejorados para alcanzar objetivos no mejorados, probablemente tengamos demasiados placeres y no pocos. Y el resultado es, menos disfrute de cualquiera de éstos. Tenemos más, y disfrutamos menos.

Por lo tanto, oneg Shabbos, o sea sintonizarnos cada vez de forma más exquisita con el placer, requiere algo de esfuerzo. Suponga que está a punto de tomar ese primer bocado de jalah el viernes por la noche. Entonces, haga de la jalah (pan) el tema de la meditación. Sosténgalo en su mano, observe su textura, su olor. Cuando lo coma, no lo engulle todo de inmediato; mastíquelo diez, veinte, incluso treinta veces, saboreando su masa, su sedosidad. Permítase disfrutar como lo haría con una comida gourmet, ¿por qué no? La neshama yeteira no proviene por un acto mágico; viene de la atención.

O cuando estés orando, no pronuncies tantas palabras como puedas en par de minutos. Estíralo; qué importa si no da para todo el servicio. Deléitese con cada frase poética, o con un solo elevado tema de contemplación. Se habla de un rabino jasídico que, un día, nunca superó las primeras tres palabras del servicio de oración (modeh ani lefanejá, estoy agradecido ante Ti) porque estaba tan asombrado de estar en la presencia de la Divinidad.

Incluso, cuando esté dando un paseo: guarde el maratón para otro día. Camine más lento de lo normal, enfocándose en el cómo cambia su percepción cuando se mueve un poco más lento. Haga del oneg Shabbos parte de su práctica semanal, en cualquier forma que tenga sentido para usted: no agregues más cerezas al helado, sino disfruta profunda y sensualmente las que ya tiene.

El rabino Nahman de Breslov dijo: “El mundo está lleno de luz y misterioso, ambos maravillosos y asombrosos, pero nuestra pequeña mano cubre nuestros los ojos y nos impide ver”.

Shabbat es un día para alejar la mano; el deseo, el pequeño yo; la implacable atracción del ego. Lo que has leído son prácticas de meditación muy simples, sin cánticos que recordar, sin posturas que dominar, pero funcionan. ¡Buen Shabbat!

Según tomado de, https://www.myjewishlearning.com/article/shabbat-and-meditation-just-be-it/?utm_source=mjl_maropost&utm_campaign=MJL&utm_medium=email

Traducido por drigs (CEJSPR)

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Posted by on November 13, 2020 in Uncategorized

 

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